El pesimista positivo

En una emotiva conversación con el periodista de El País, Pablo Ordaz, llevada a cabo en el Teatro de la República, el juez Baltasar Garzón habló entre otras cosas de su experiencia en el combate al crimen organizado en España en la década de los ochenta del siglo pasado. Afirmó que existía una especie de negación del fenómeno por parte de la clase política, e incluso de ciertos sectores del propio aparato judicial, al grado de que algunos colegas llegaron a increparlo, argumentando que ponía en riesgo las vidas de todos. Ante esto, explicó el juez Garzón, él simplemente respondía que estaban al servicio de la sociedad española, y que si ello implicaba incluso arriesgar la vida, en eso consistía su deber. Reconoció que su cruzada no fue completamente exitosa, en el sentido de que no se consiguió acabar con el crimen organizado, pero destacó conquistas importantes, como arrebatarles el control de bares y restaurantes, así como conseguir que estadios de futbol no llevaran el nombre de conocidos narcotraficantes que lavaban dinero a través de los clubes de futbol.

En un momento posterior de la charla, en un tono sumamente íntimo, habló de su cercana amistad con el premio Nobel José Saramago y contó la siguiente anécdota: Saramago se declaraba abiertamente pesimista, pues pensaba que los optimistas, al verlo todo maravilloso, eran proclives a la inacción, aunque reconocía que los pesimistas, al considerar que nada tenía remedio, exhibían una tendencia a instalarse únicamente en la crítica. Entre risas del público, Garzón contó que le propuso al portugués hallar un término medio, acuñando el término “pesimista positivo”, para trazar una postura donde si bien se consideraba el estado de cosas en su justa problemática, no se renunciaba a encararlo con todas las capacidades al alcance, pues además, como mostraba su experiencia en la lucha contra el crimen organizado, el que no pueda solucionarse algo por entero no significa que las ganancias parciales sean irrelevantes. Además, como su destacada trayectoria como incansable luchador y defensor de las más diversas causas muestra, Garzón explicó que de ninguna manera podía permitirse incurrir en lo que considera la peor de las características humanas: la indiferencia.