Patti Smith: el arte como forma de vida

Hay personas que sintetizan en su existencia toda la energía vital de su época, que condensan el ethos de su tiempo, absorben los ánimos de ruptura y dedican su vida a explorar la gramática personal de su ser y los límites de la libertad. Patti Smith es una de ellas. La llamada abuela del punk, absorbió todas las fuerzas en colisión que se desataron en los Estados Unidos tras los movimientos por los derechos civiles y las protestas de la guerra de Vietnam (que produjeron una feroz respuesta por parte de las esferas más reaccionarias y conservadoras de la sociedad de aquel país). La plèyade que se fraguó a su alrededor (Robert Mapplethorpe, Allen Ginsberg, William Burroughs, Andy Warhole, Lou Reed, Jim Morrison, Bob Dylan o Sam Shepard, entre otros), configuraba un frente de batalla en el que se llevaban a cabo combates militantes (protestas, manifiestos), pero sobre todo una encarnizada lucha por escindir el sometimiento del cuerpo y de la mente a los dogmas tradicionales de la sociedad de control que empezaba a embestir cada vez con más fuerza.

Patti Smith es una de esas personas cuya mera efigie constituye ya una postura para jóvenes en todo el mundo. La del desafío, la de la vocación por el arte. Como artista ha explorado el dibujo, la fotografía, la poesía, la música o la novela. Pero esto, la forma concreta de sus impulsos artísticos, es una especie de residuo de una vida artística, es decir, una forma de habitar el mundo en donde los tiempos se colapsan, los vivos dialogan con los muertos, el lenguaje sólo apela a la realidad cuando se escinde de su literalidad e incluso las cosas (no digamos ya los seres vivos) están colmadas de dignidad.

El día de ayer junto con el mítico guitarrista y teórico del rock Lenny Kaye ofreció un recital en el que la periodista mexicana Alma Guillermoprieto leyó el poema Hecatombe que Patti Smith dedicó a Roberto Bolaño en español, y la artista norteamericana hizo lo propio en inglés. Conmemoraron el cumpleaños de Buddy Holly y le hicieron un homenaje al epíteto del Hay Festival (imagina el mundo) con un cover de Imagine de John Lennon.

El día de hoy respondió a las preguntas que le hice acerca de lo que significó crecer con esta irrenunciable vocación por perseguir sus impulsos artísticos, sus libros Just Kids, M Train y Devoción, sus posturas políticas, sus viejas amistades y sus viejos amores, sobre Jean Genet, William Burroughs y Sam Shepard, sobre Allen Ginsberg, Roberto Bolaño y Osamu Dazai. Como ella misma dijo en el escenario “soñé que un día Sam Shepard me decía ‘No puedes escribir sobre nada’ y como suelo hacerlo, tomé la censura como una provocación. Desperté y comencé a escribir todo un libro acerca de nada, que es lo mismo que escribir acerca de todo: así nació mi novela M Train”. Novela que, por cierto, confirma a Smith como una de las voces literarias más osadas y contundentes de la actualidad.