Palas y cacerolas en el Recetario para la memoria.

Porque la cocina es un pretexto solamente; la cocina, más allá del sustento diario, sana, nos conecta y crea comunidad. Recetario para La Memoria es un proyecto de resistencia y reconstrucción, que en el Hay Festival Digital Querétaro se presentó a través de una conversación entre Zahara Gómez, coordinadora del proyecto, Mirna Medina, en representación de las rastreadoras de Sinaloa, y Enrique Olvera, chef del restaurante Pujol en la Ciudad de México, acompañados por Juan Carlos Pérez

Este proyecto reúne las recetas creadas por las rastreadoras, un colectivo de mujeres que buscan a sus familiares, víctimas de la desaparición forzada, donde se recopilan los platillos favoritos de sus desaparecidos o, como les llama Mirna Medina, sus tesoros, porque qué son sino eso.

Estas recetas, hiladas entre sí por una pulsión de recuperación simbólica de los seres queridos, apela a la dimensión social y de comunidad que se crea entre las rastreadoras, incansables madres, hijas, hermanas, que sobreviven un estado homicida, corrupción e impunidad, y la cocina como espacio de intimidad.

Doña Mirna menciona que cuando se le presentó el proyecto, se creyó incapaz de participar, cuenta “me presentaron el proyecto y me encantó pero ya me andaba rajando cuando tuve que involucrarme, yo cocino con la presencia de mi hijo siempre conmigo, en mi cabeza y en mi corazón, aunque sé que no va a volver”. Doña Mirna encontró a su tesoro, los restos de su hijo Roberto, después de muchos años de búsqueda. Otras 30 rastreadoras que participaron en el recetario aún esperan su momento a pesar de haber encontrado más de 100 cuerpos. “Cuando cocino pienso en él y en que tal vez estaría diciendo que picara esto más fino, siempre con su presencia sobre mí”.

Apelando al valor que esta solidaridad formada entre las mujeres, se suma el proyecto de celebración y sanación logrado a través de compartir recetas, platos sencillos y caseros, que tienen en común el alma detrás de cada receta.

Por su parte, Enrique Olvera comentó en la transmisión en vivo realizada por las canales digitales del Hay Festival que “nos sentimos muy orgullosos de poder participar en este proyecto tan hermoso e involucrarnos a sostener una memoria, algo que en los restaurantes es una herramienta de trabajo llena de posibilidades”. Destacó que es importante aportar y visibilizar el trabajo de las rastreadoras y empatizar con estas familias que han sido violentadas; “lo más importante es luchar juntos porque esta situación no es solo de algunos, lamentablemente”. Menciona asimismo cómo un plato favorito, una comida tradicional, deja en nosotros restos desde la infancia, una carga emocional, evocativa: “Creo que muchas veces no le ponemos conciencia porque pues estamos ocupados en otras cosas pero en ese sentido la comida no solamente alimenta, sino que también puede ayudar a sanar”.

Zahara Gómez por su parte insistió en que la materialidad del recetario le da otra dimensión a la desaparición, al hacer visible la lucha, y regresar un poco lo que se les arrebató a estas familias. Mencionó asimismo que más información del proyecto puede encontrarse en https://www.recetarioparalamemoria.com/. Además, hizo notar la importancia -y recurrencia- de colectivos de mujeres haciendo estos trabajos de búsqueda y reconocimiento; “esos espacios íntimos, y la sazón de una familia, no deben quedar en el olvido, tratamos de crear puentes y redes activas de apoyo; esta es la apuesta del recetario. Son las mujeres las que se atreven, quienes rompen el muro de silencio y violencia, quienes están haciendo actividades conjuntas con las autoridades, incluso cuando son ésas mismas las que cometen los crímenes. Lo he visto desde Argentina pasando por Colombia, Guatemala y México, son las mujeres quienes sostienen estas memorias”.

Como fotógrafa, al coordinar el proyecto se encontró con que un recetario de esta naturaleza implica compromisos políticos: “La fotografía en este caso terminó siendo de platillos hermosos que dotan al resto de sentido y nos obligan a tomar una postura”.

“Este es un proyecto de sanación a través del cual pude soltar muchas cosas que tenía reprimidas, sé que mi hijo estaría orgulloso de esto que estamos haciendo en su memoria”, dice Doña Mirna, no sin antes mencionar que, como parte del colectivo, el dolor se traduce en esperanza; “Dejamos ir mucha energía negativa que traíamos, yo no pensé que me fuera a pasar eso pero creo que me alivió un poco, alivié algo de mi dolor y me sentí feliz. Las personas que compren el recetario sabrán que este o aquel es el platillo favorito de alguien y van a regresarlos un poco a nosotras”.

Sin contar con la ayuda directa de las autoridades, las rastreadoras no pierden la esperanza, ya que las mueve la necesidad de justicia, la validez de su reclamo. Hace un llamado a medios y personas interesadas en difundir su labor, sin remuneración, sin horarios y sin fin.

“Ya terminé con esa incertidumbre, sé que Roberto no está; Roberto ya no tiene frío, no tiene hambre, ya no sufre. Ya encontré mi tesoro; soy rica”, cierra Doña Mirna.

Recetario para la memoria puede ser adquirido https://www.recetarioparalamemoria.com/en/precompra