En este nuevo pódcast, dos de los pensadores más geniales de nuestros tiempos explican las ideas claves de la física contemporánea, a la luz de la historia tanto de la ciencia como del universo. Gerardo Herrera, físico de partículas mexicano que colabora con ALICE (A Large Ion Collider Experiment, un experimento de colisión de iones), un proyecto del Gran Colisionador de Hadrones en Ginebra, Suiza, habla sobre la fase más temprana del universo, una etapa hermanada con ALICE, que pretende recrear esas condiciones extremas del universo incipiente. Roberto Emparan es un físico teórico español cuyo más reciente libro, Iluminando el lado oscuro del universo apunta a recorrer los últimos cien años de evolución de la física a partir de la teoría de la relatividad de Einstein.
El universo tiene 13.800 millones de años. En su libro Agujeros negros y ondas gravitacionales Gerardo Herrera va situando las fechas especiales sobre el calendario cósmico. Los primeros 300 mil años del cosmos -que equivale a la primera hora de vida de una persona de 84 años- estaban constituidos por un plasma inconcebiblemente caliente de quarks y gluones. A partir de ahí, el universo se había expandido a tal punto de alcanzar una temperatura “fría” y cómoda de 3.000 grados que permitía la formación de átomos. Este periodo es lo que se conoce como “el primer día del universo”, pues a partir de ahí, esa formación de átomos permitió que por primera vez se liberara luz.
Con 1.000 millones de años, el universo ya comenzaba a manufacturar sus propias estrellas, además de uno de los elementos que más nos interesa: el carbono. El único elemento que se puede combinar con prácticamente todos los demás, permitiendo así la creación de millares de estructuras moleculares. “Una propiedad más del carbono es la vida misma”, afirma Herrera citando a otros colegas.
Son, pues, elementos pesados como el carbono los que configuran la materia que nos conforma. Sin embargo, Herrera hace hincapié en lo infinitesimalmente pequeño que es aquello: el 75% del universo está constituido por hidrógeno, y el 25% restante es primordialmente helio. 0.01% es la proporción que alcanzan todos los demás elementos que hacen parte del universo.
En su obra científica, Herrera y su equipo de trabajo emprenden un viaje de regreso en el tiempo. En el laboratorio simulan el plasma de quarks y gluones que debió haber existido cuando el universo tenía 10 microsegundos de edad. Para ello, se generan unas condiciones más que extremas: un presión que equivaldría a 100 mil cuatrillones de atmósferas terrestres y una temperatura de 5.5 billones de grados.
Emparan habla de la figura que impulsó la ciencia al punto en el que nos encontramos: Albert Einstein. El padre de la teoría de la relatividad, de la idea de un espacio tiempo curvo, elaboró ecuaciones que le revelaron nociones tan fascinantes que ni él mismo las podía creer: la expansión permanente el universo y la existencia de los agujeros negros. Einstein, en efecto, predijo la existencia de estos fenómenos a través de sus ecuaciones, y sin embargo, como un padre incrédulo que niega las historias fantásticas que le cuentan sus hijos, Einstein no le creyó a los resultados de su propio puño y letra.
El español luego explica uno de esos fenómenos que Einstein se negó a aceptar: los agujeros negros. Son hoyos cuya gravedad es tan fuerte, que de ahí ni siquiera sale la luz. Son pozos tan profundos y con paredes tan empinadas que, para que algo pudiera salir, tendría que ser suficientemente rápido como para escapar. Ni siquiera lo más rápido que existe en el universo, que es la luz, lo logra.
Emparan recalca que en realidad todos viajamos el en tiempo además del espacio, y realmente, el espacio se puede medir en unidades de tiempo así como el tiempo se puede medir en distancia recorrida. De ahí que solamos medir las vastas distancias del universo en años luz. Somos además de viajeros en el tiempo, observadores del pasado, pues las imágenes que percibimos llegan a nosotros a la velocidad de la luz. “Yo te veo a ti como eras hace unas cien milésimas de segundo”, le dice Emparan a su entrevistadora, Clara Elvira Ospina. Todos somos los testigos de un universo creciente y viajero.
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