Las sesiones mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador con los medios de comunicación: ¿propaganda o comunicación del gobierno? ¿Son independientes y objetivos los medios de comunicación que dan seguimiento diario e informan sobre el proceso de cambio en el gobierno federal?
Alrededor de estas y otras interesantes preguntas, el periodista de El País, Jacobo García conversó con Julio Hernández, autor de la muy seguida columna Astillero, sobre el papel real que están jugando los medios de comunicación, impresos y electrónicos, así como las redes sociales, para informar la percepción social sobre los procesos de cambio nacional que el presidente López Obrador insiste será la cuarta transformación de México.
Julio Hernández hizo notar fenómenos como la creación de medios de comunicación financiados y dirigidos por sectores claramente asociados a los grandes capitales y a la derecha en el país, cuestionando agudamente las posibilidades que existen cuando los periódicos “se crean a modo”, de producir información objetiva y hacer periodismo serio, más que intentar avanzar una agenda política, muchas veces enfocada e la desestabilización social, para crear contrapesos fácticos al gobierno actual. Los periodistas conversaron también extensamente sobre las conferencias de prensa mañaneras de Andrés Manuel López Obrador, generando preguntas alrededor de las rutas de acción que los medios de comunicación podrían empezar a instrumentar para reaccionar con rapidez a la definición de la agenda mediática que se realiza cada día desde el Palacio Nacional. Julio Hernández señaló también que sería interesante pensar a fondo si lo que ocurre en las sesiones mañaneras es comunicación, periodismo o propaganda.
Jacobo García hizo notar también que en México está siendo cada vez más notable el trabajo de mujeres periodistas y comunicadoras. Julio Hernández compartió su visión sobre la incidencia decisiva que la voz de las mujeres tiene en el periodismo reflexionando sobre el valor y la valía que el feminismo actual aporta a la construcción de una sociedad más participativa, no apática ni indolente, que pueda realmente involucrarse en la transformación de la vida del país, la erradicación de la corrupción, la desigualdad y la violencia.