Tres años de Bogotá39 (V). Damián González Bertolino

Con el objetivo de seguir celebrando la buena literatura, resaltando el talento y la diversidad de de producción literaria en Latinoamérica, hablamos con los integrantes de la lista Bogotá39-2017, tres años después de haber sido seleccionados. Damián González Bertolino (Uruguay) es autor del volumen de relatos El increíble Springer y de novelas como El fondo, Los trabajos del amor y Herodes.

Han pasado tres años desde que se publicase la lista Bogotá39-2017 y fuiste seleccionado. ¿Nos puedes contar cómo ha continuado tu trabajo como escritor desde entonces?

No ha variado mucho en el sentido de que sigo más o menos en las mismas coordenadas vitales y estéticas. Tiempo después de anunciada la lista, se publicó aquí en Uruguay mi última novela (Herodes), en la misma editorial en la que han salido todos mis libros. Y, por supuesto, sigo escribiendo, lo que es mucho y muy preciado para mí.

¿Podrías compartir con nosotros los nombres de tus autores/as favoritos de cuento y novela?

Tres y tres, entre varios. En cuento: Juan José Morosoli, Eudora Welty, A.S. Byatt. En novela: John Banville, Cormac McCarthy, V.S. Naipaul.

¿En qué proyecto/s estás involucrado en estos momentos?

Me hallo corrigiendo la versión final, a punto de enviar a la editorial, de El origen de las palabras, un libro mezcla de memorias y pseudo-ensayo sobre lenguaje del que, de hecho, se publicó el comienzo en la antología de Bogotá39. Al mismo tiempo, estoy escribiendo otra novela que ya llevo por la mitad; una especie de western ambientado a principios del siglo XX en lo que era la convulsa frontera entre Uruguay y Brasil por esos tiempos.

¿A qué paisano/a tuyo recomendarías para una hipotética Bogotá39-2027?

Creo que podría ser alguien como José Arenas.

¿Cuál deber ser el papel de la cultura en el mundo post-cuarentena? ¿Crees que cambie mucho en relación al contexto previo?

Si entendemos el término cultura en su acepción más amplia, es decir el reservorio de conocimientos que nos comunican con los otros y lo que nos rodea, creo que esa cultura nueva tendría que rebajar un tanto la intensidad de lo virtual, volver a comunicarnos de un modo más sostenido con lo concreto y físico y recuperar nociones como la de la distancia. Hasta ahora, con internet, nos vanagloriábamos de cierta supresión de lo que sentíamos como "lo distante". En estos meses, cuando mucha gente en el planeta se ha visto confinada, resulta que esa aproximación que suponía lo digital se revela como un espejismo casi cervantino. Parece una variación del episodio de la Dulcinea Encantada. Allí, estos dispositivos de comunicación nos muestran a ese otro que con el tiempo comienza a deformarse un tanto, sea en la dirección que sea. Es pero no es. Ahora no lo podemos oler, no lo podemos tocar, y hacemos una proyección de quien está del otro lado que es cada vez mayor y que quizás empiece a tornarse insostenible o hasta semi grotesca con el tiempo. Seguro que somos muchos los que estamos realmente hartos de comunicarnos por Whatsapp o Zoom y que tenemos ganas de salir corriendo de una vez por todas a dar un abrazo y un beso a alguien que queremos. Creo que empezamos a sentir la distancia de otra manera. Sin embargo, no soy optimista. Me parece que en muchos lugares habrá una suerte de pequeña primavera y que luego la gente va a encerrarse otra vez con Netflix.

Y para el final: el medio ambiente nos mostró lo bien que se ve y lo bien que lo pasa cuando no estamos tan presentes. Fue una cachetada bien merecida.

Borges se imaginó el paraíso como una gran biblioteca, Kafka se imaginaba viviendo en un sótano donde pudiese leer, y Woolf recalcó la importancia de una habitación propia para escribir poesía y ficción. En tiempos de confinamiento y con los nuevos formatos de lectura digital, tal vez ellos hubieran cumplido sus fantasías. Para un escritor, ¿es la cuarentena un paraíso o una pesadilla?

Creo que las condiciones ideales para escribir no existen. Quizás eso fue lo único que aprendí bien en los últimos años. Y que es un error esperarlas. Me parece que hay que aceptar lo que se está viviendo y hacer algo a partir de ello.

¿Durante el confinamiento estás siendo más escritor/a o lector/a?

Quizás sí esté escribiendo y leyendo algo más, a pesar de que normalmente me impongo un tiempo diario para ello.

¿Cuál es el libro inevitable durante el confinamiento?

Un bello libro para estos días es cualquiera de los libros de apuntes que escribió Elias Canetti. Esos apuntes son como estocadas cuyo poder resuena en medio de la noche de nuestro corazón.