Escritura desplazada

Samanta Schweblin nació en Argentina, pero ahora vive en Berlín. Carlos Fonseca es de Costa Rica, y ahora reside en Londres. Sergio Gutiérrez es de Puerto Rico pero vive en Ohio, y Gonzalo Eltesch es de Chile pero vive en Barcelona. Los cuatro son escritores y pertenecen a Bogotá39-2017.

Si algo tienen en común es que emigraron de su lugar de origen, lo que supone enfrentarse a nuevos idiomas, compartir con personas de otros países o trabajar en cosas distintas a lo que pensaron un día. De sus viajes han sacado provecho, porque se roban las ideas, las experiencias y los recuerdos que encuentran en cada lugar.

El idioma de su sitio de residencia puede convertirse en un problema cuando escriben en su lengua natal. “La cultura es distinta y por lo tanto se confunden las palabras y las expresiones” comentó Carlos Fonseca.

Sin embargo, Samanta Schweblin utiliza ese recurso como apoyo y lo practica en sus escritos, “puedo tomar palabras de los demás, lo que no es malo. Conozco muchos latinos y cada uno tiene una palabra distinta para referirse a algo”.

Los cuatro autores concluyeron que hay quiebres de comunicación que recuerdan la necesidad y voluntad de no olvidar su idioma, aunque estén rodeados de uno distinto. “Aquello ocurre porque generamos lazos con los demás como autoprotección. Porque debemos crear comunidad con las personas y las obras”, dijo Gonzalo Eltesch.

Además, recalcan que sus obras no son publicadas en su lugar de residencia, sino en su país de origen. “Para escribir es buenísimo estar en un lugar donde nadie lo conoce a uno”, comentó Sergio Gutiérrez, entre risas.

Lo más importante de cada escritor es que les apasiona hablar de su lugar de nacionalidad, y sienten que lo conocen más que si estuvieran viviendo en él.

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