Las ideas que viajan por las calles de Jericó

Jericó ha hecho relucir el valor del viaje como mecanismo para contar historias: miradas a crónicas viajeras, recorridos a lo más remoto, exploraciones en grandes ciudades, búsquedas creativas. Pero también ha puesto en evidencia las carencias y problemáticas más urgentes que confrontamos como sociedad, ya sea el abandono estatal, las guerras, las enfermedades mentales o el cambio climático.

Wade Davis recorrió los ríos de Colombia y reveló la magia que encierra la diversidad natural y cultural del país. Fernando Trueba siguió la pista de sus músicos favoritos desde Suecia hasta Nueva York para calzar Calle 54. Daniel Samper Pizano contó anécdotas sobre parejas insólitas como excusa para hablar de historia. Alex Beard le dio la vuelta al planeta para descubrir la diversidad en la manera cómo se aprende. Vanessa de la Torre se adentró en las heridas más violentas de la historia reciente colombiana, para contemplarlas de la mano de las más tremendas historias de amor. Héctor Abad Faciolince visitó su pasado y lo trajo a la actualidad con sus diarios. William Ospina se situó en la tierra de su familia para examinar el siglo XX.

Desde la noche del viernes —24 de enero— el público se adentró en los viajes del explorador canadiense-colombiano Wade Davis, y del director español Fernando Trueba, en la plaza principal de Jericó donde se proyectaron los documentales que recogen su trabajo. Davis conversó con la audiencia sobre El sendero de la anaconda, un elegante homenaje fílmico a la naturaleza y las culturas del Amazonas que al mismo tiempo es una invitación a mirar Colombia más allá de la violencia. Trueba presentó su documental Calle 54, que reúne a los más grandes exponentes del jazz latino en Nueva York, presentando un repertorio musical sin parangón.

El sábado, el Hay Festival entró en materia con las conversaciones que mueven nuestra forma de percibir el mundo. Daniel Samper Pizano hizo reír al público incansablemente con las particulares historias de las vidas amorosas de personajes históricos tan peculiares como Rafael Núñez o Rubén Darío. Alex Beard dio testimonio de su viaje de dos años por Korea del Sur, Shanghái, Estados Unidos y Finlandia aprendiendo sobre distintos modelos educativos y el rol de la educación en los retos del futuro. Vanessa de la Torre reflexionó sobre la densidad del conflicto armado colombiano, que se reafirma a la luz de cómo para algunos niños o niñas la vida se resuelve entre la decisión de ser policía o ser guerrillero.

Estas ideas que transitan por Jericó suscitan una curiosidad contagiosa y emocionante. Pero también plantean preguntas: ¿cómo era la Colombia del Sabio Caldas? ¿Cómo surgen movimientos como la salsa o el jazz latino en una ciudad norteamericana? ¿Cuál es la diferencia entre un día de colegio para un niño o niña en Korea del Sur, Suecia o Colombia? ¿Cómo acabar con los patrones que perpetúan círculos viciosos de violencia y despojo? ¿Cómo podemos repensar la educación en Colombia? ¿Qué hay al fondo de la selva, del río?

Aunque el menú del Hay es variado, los platos se preparan en la misma cocina y las voces del festival apuntan a conclusiones, que sin importar el campo, van por un camino que lleva al mismo destino: es imprescindible reivindicar el valor de la historia dentro de la educación y la educación en el corazón de nuestras sociedades, culturas, modos de ser. La fiesta continúa. La emoción crece. La imaginación le da la vuelta al mundo.